Bartolomé de las Casas llegó a las Antillas en los primeros años del coloniaje español. A los pocos años decidió tomar los hábitos dominicos y, paradójicamente, se convirtió en uno de los más acérrimos defensores de los derechos de los “amerindios”. Llegó a afirmar que era preferible que los indígenas anduvieran sin vestimentas y adoraran a sus dioses, antes que despojarles de sus tierras, sus valores y su dignidad. Admiraba las grandes ciudades, el orden político y social de sus sociedades, el carácter agradable y pacífico de sus gentes, frente a la barbarie y la avaricia de los conquistadores. Por este motivo le acusaron de antipatriota en su natal España.
*Edición resumida con portada flexible. Dimensiones 13cm x 20cm.
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