Superficialmente considerado, el destino de Fénclon aparece como dominado por una ambición que llegó a verse colmada por un tiempo pero que, a la postre, fracasó. Joven eclesiástico todavía, se distinguió en misiones delicadas; introducido en la Corte y apoyado por el favor real, condujo a feliz término la nada fácil educación del duque de Borgoña, y soñaba con desempeñar más tarde un destacado papel político. Mas incurrió en algunas imprudencias que le acarrearon irreparables desventuras y la muerte del delfín resultó el golpe de gracia a todas sus ilusiones. Este ambicioso, empero, tuvo un alma ingenua y ardiente, siempre en pos de un elevado ideal. Si comprometió su crédito fue por haberse abandonado libremente a sus quimeras, por lo que goza de nuestras simpatías. Nos atrae la pureza de su sueño místico, simpatizamos con la sutileza de sus puntos de vista políticos y nos seducen todavía los encantos, un tanto obsoletos ya, de su arte literario. Desde un punto de vista meramente externo, la vida de este atractivo personaje comprende tres periodos: la preparación al sacerdocio, que recibió en 1675, a la edad de 24 años; sus dos décadas como sacerdote, y los otros veinte años de episcopado. Esta esquemática división tiene sus inconvenientes. Si lo que queremos conocer es el alma de Fénelon, es preferible observarla: antes de la crisis quietista, en la Corte de Versalles durante esa crisis y después de la misma en la archidiócesis de Cambrai. Francois de Salignac de La Mothe-Fénelon nació en Sainte Modane, castillo de Fénelon, en Perigord, diócesis de Cahors, en 1651, el seis de agosto. Hijo de Pons de Salignac, conde de La Mothe-Fénelon, y de Luisa de La Cropte de Saint-Abre, de una antigua casa del Perigird. De un primer matrimonio con Isabel d’Esparbes de Lussan, el conde de Fénelon había tenido once hijos. De su segunda unión nacieron Francisco Marcial, sacerdote de San Sulpicio, muerto en 1679, el gran Fénelon y José Francisco. Entre sus antepasados cuéntense seis tíos obispos, cinco de ellos de Sarlat, tres tíos arzobispos, el embajador Bertrand de Salignac, Raimundo de Salignac, comendador de Malta y lugarteniente del Perigord y el lugarteniente general Antonio de Salignac. Su antepasado Hugo de Salignac había tomado parte en la primera cruzada.
- Editorial Porrúa #387
- Colección "Sepan Cuantos"
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