Puesto que los jueces federales se enfrentan a menudo a criminales violentos y a organizaciones corruptas sin ningún escrúpulo, es sorprendente que hasta ahora solo cuatro de ellos hayan sido asesinados. El juez Raymond Fawcett es el número cinco.
Sobre el papel, la situación de Malcolm Bannister no pinta nada bien. Pero este ex abogado que cumple condena en el Centro Penitenciario Federal de Frostburg, Maryland, guarda un as en la manga: sabe quién asesinó al juez Fawcett y también sabe por qué. El cadáver fue hallado en su cabaña del lago. La entrada no había sido forzada. Lo único que encontraron fueron dos cuerpos sin vida -el del juez y el de su joven secretaria- y una caja fuerte, abierta y vacía. ¿Qué había dentro? Al FBI le encantaría averiguarlo, y a Malcolm Bannister, contarlo. Pero todo tiene su precio y el estafador no tiene un pelo de tonto.